ANÁLISIS: LIBERTAD EN LA RED, EL PRECIO DE LO GRATUITO
En los últimos 20 años, la web ha tenido constantes cambios, se ha desarrollado y está pisando fuerte en la sociedad; está transformando el mundo en el que vivimos y con ello, una constante transformación de nuestras costumbres y nuestra forma de vida.
Esta red, con un punto a favor: la gratuidad, ha sido vista como un mundo paralelo, una realidad virtual que no tiene nada que envidiarle a nuestra realidad, a la que estamos sometidos desde que nos levantamos de la cama hasta que nos preparamos para otro día. Pero hay un punto que no es muy tratado por la comunidad: su aspecto comercial.
El hecho es que muchas empresas pueden usar a favor esta información, la información que cada uno deposita en la red, generando ganancias. Estamos siendo disminuidos a un simple favor comercial, no somos responsables de nuestra información y no pensamos dos veces antes de contar al mundo todo lo que hacemos o dejamos de hacer. Ya no valoramos nuestra privacidad. La Web era gratuita, pero si bien no existía un costo monetario, pagamos de otras maneras: con nuestra privacidad, nuestros pensamientos y deseos, que son seguidos y comercializados en la Web.
Internet trajo consigo un mundo de comunicación sin límites donde podemos compartir información de forma rápida y sobre todo gratuita, aportando conocimiento y actualizándonos de todo lo que sucede en el mundo. Realmente si revolucionó nuestra forma de ver el mundo, nuestra cultura, la forma como nos comunicamos y todo eso de forma gratuita, pero lo que nunca nos hemos preguntado es quien está detrás de todo este proceso comunicativo. Debemos pagar con una moneda invisible para nosotros y esa moneda es nuestra privacidad.
Si vemos la otra cara de la moneda, el estado convierte esta gratuidad en una herramienta para controlar y hacer realidad sus intereses y hasta a nosotros mismos podemos usar la red y sentirnos poderosos. El precio que pagamos es el de nuestras propias vidas, el producto somos nosotros.
La idea de gratuidad es una ilusión ya que pagamos dando información privada, que es muy bien utilizada por las empresas de publicidad después de que conocen nuestros gustos y preferencias.
La red, además, cambia nuestra forma aprender y relacionarnos, entonces donde quedaría nuestro sentido crítico para saber qué información nos hace bien y que información nos hace mal?. Hace poco estaba leyendo un documento donde hablaban sobre el consumo de las pantallas, refiriéndose claro está a todos los medios virtuales. Una de las conclusiones del documento era que el consumo de estos medios no es perjudicial, por el contrario, es acumulativo con otros medios de estudio, es decir, un joven estudiante no estaría perdiendo el tiempo mientras está sumergido en el mundo de la red, por el contrario, está sumándole conocimiento e información a lo que ha aprendido en clase o a lo que ha leído esa misma tarde en un libro. Esto es, a mi modo de ver, una realidad visible, pero el hecho es que los jóvenes no saben qué información tomar y cual información dejar. No hay educación para navegar en este tipo de medios y es por eso que liberan toda su información, convirtiéndose en un mercado humano.
El poder de la web es descentralizado, es anárquico y el estado no quiere perder ese poder que tuvo siempre, por ello realiza censura, quiere ejercer control; la web tiene información nuestra muy útil para las empresas a la hora de mandarnos publicidad y facturar y no podemos olvidar que quien tiene nuestra información, tiene el poder sobre nosotros.
Aunque no pagamos con dinero, pagamos con lo más valioso: pagamos con las cookies al entrar a cualquier página, pagamos permitiendo que se viole nuestra privacidad y se observe y analice lo que escribimos, pagamos con nuestra presencia en las distintas redes sociales. La privacidad es el coste que pagamos por disponer de una Web libre y gratis y está en cada uno decidir si vale la pena o no.
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EL PRECIO DE LO GRATUITO
LIBERTAD EN LA RED
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